La participación social es definida como la integración de las personas a actividades de la comunidad en grupos sociales voluntarios u obligatorios, formales e informales, lo cual podría tener consecuencias en la salud de la población adulta mayor. Fue realizada una búsqueda en Pubmed, Scielo, Scopus y Google Scholar. Para esta revisión se analizaron 16 artículos que estudiaban el impacto de la participación social en adultos mayores, incluyendo un total de 73 698 096 individuos de Norteamérica, Asia, Europa, y América latina. La participación social es considerada como un factor protector para la salud mental y física de los adultos mayores, la cual ha sido asociada a disminuciones de la discapacidad, comorbilidades y mortalidad. Por esta razón, se sugiere que debe ser evaluada en la práctica clínica. Esto permitiría orientar y derivar a los adultos mayores a participar de determinadas organizaciones comunitarias, principalmente aquellos que no tienen redes de apoyo, que no están vinculados a grupos comunitarios, que tienen síntomas de depresión o que están iniciando un cuadro de deterioro físico o cognitivo. De este modo, la salud pública podría aumentar sus acciones de prevención y promoción de la salud por medio de las organizaciones comunitarias. Por otro lado, la falta de instrumentos y consensos para evaluar la participación social fue discutida en esta revisión donde se ha propuesto un cuestionario de evaluación de la participación social del adulto mayor que debe ser validado y estudiado en el futuro.
CONCLUSIÓN
La participación social puede ser definida como la vinculación voluntaria u obligatoria a una organización o grupo social formal e informal. Es un factor protector para la salud mental y física del adulto mayor que debería ser evaluada en la práctica clínica por medio de preguntas simples o cuestionarios, debido al gran impacto que tiene la participación social en la salud de los adultos mayores. La evaluación permitiría orientar y derivar a los adultos mayores a participar en determinadas organizaciones comunitarias, principalmente aquellos que no están vinculados en redes de apoyo o que no forman parte de algún grupo comunitario y que están teniendo síntomas de depresión o iniciando un cuadro de deterioro físico o cognitivo. Esto ampliaría aún más los horizontes de la salud pública, vinculado las acciones de prevención y promoción de la salud con las organizaciones comunitarias.